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Cómo la economía de Venezuela pasó con Maduro del "socialismo del siglo XXI" al "capitalismo autoritario"
El dióxido de cloro es un compuesto químico gaseoso con elevada solubilidad en agua, ampliamente utilizado en diferentes aplicaciones como blanqueante industrial, desinfectante de superficies y potabilización de aguas por su actividad antimicrobiana1.
No soy tan extremista, no creo que todas las recomendaciones que nos vienen de la OMS, FMI, BANCO MUNDIAL, son necesariamente malas, pero tampoco creo que tenemos que seguir a pie puntillas dichas recomendaciones todas, creo en la libre autodeterminación de los pueblos para decidir las directrices a seguir, pero en este asunto de la pandemia de COVID-19 lo que estoy viendo es que veladamente nos quieren imponer un yugo.
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Desde hace cientos de años se ha hecho uso de este compuesto. Incluso, según ciertos historiadores, se usaba como premio o parte de pago para soldados y trabajadores en el pasado.
Cada Para perros grandes se puede llegar hasta three jeringas de 10ml de agua. Se debe mantener esta dilución pues sino puede afectarles su esófago.
El consumo de soluciones de dióxido de cloro o de soluciones de clorito de sodio (MMS) pone en riesgo la salud y puede producir efectos tóxicos graves tanto en su consumo directo como por inhalación de sus vapores. Es más, ninguno de estos productos está autorizado para el tratamiento de ninguna enfermedad.
Es decir que la percepción de lo que es malo o bueno es lo que hace tal a las cosas que nos suceden diariamente.
Ingerir o tomar grandes cantidades de gross sales de clorito puede causar irritación en la boca, el esófago o el estómago. No hay ninguna evidencia de que el dióxido de cloro o el clorito afectan la reproducción en seres humanos.
Recuerda también, y esto es muy importante, mantener a una distancia prudente cualquier fuente que pueda generar o se encuentre generando fuego.
La alteracion genetica hecha en los alimentos probo ser nefasta, pues tumores cancerosos fueron reportados en las pruebas hechas a los ratones de laboratorios.
En conclusión, la venta de formulaciones concentradas de derivados del dióxido de cloro con fines terapéuticos se ha visto incrementada durante la pandemia de la COVID-19, a pesar de no tener aprobación por las autoridades sanitarias ni evidencia que la respalde.
Otra cosa es cuando estamos ante una emergencia médica en la que, como dice el Tratado de Helsinki, si no hay una solución probada para una situación de emergencia es lógico y obligado, por puro sentido humanitario y por puro rigor no beber clorito sodico científico, probar prudentemente con productos de los que hay sospechas razonadas de que no son perjudiciales y de que pueden ser útiles.